Descripción
Flores: Las flores de la Aphelandra son grandes y vistosas, con brácteas de colores brillantes que pueden ser amarillas, naranjas o rojas, dependiendo de la variedad. Las verdaderas flores emergen del centro de estas brácteas y pueden ser de color blanco o amarillo.
Hojas: Las hojas son grandes, ovaladas y brillantes, con rayas o manchas blancas o plateadas que les dan un aspecto distintivo.
Tamaño: Es una planta de tamaño mediano que puede crecer hasta unos pocos pies de altura, dependiendo de las condiciones de cultivo.
Luz: Prefiere la luz indirecta brillante a media. Evita la exposición directa al sol, especialmente en las horas más calurosas del día, ya que puede quemar las hojas. Puede tolerar niveles más bajos de luz, pero su crecimiento puede ralentizarse y la floración puede ser menos abundante.
Temperatura: Tolera una amplia gama de temperaturas, pero prefiere temperaturas cálidas y estables. Evita las corrientes de aire frío y los cambios bruscos de temperatura.
Humedad: Requiere un ambiente con humedad moderada. Rocía ocasionalmente las hojas con agua para aumentar la humedad ambiental, especialmente en interiores con calefacción o aire acondicionado.
Suelo: Utiliza un suelo bien drenado y fértil. Una mezcla de tierra para macetas con perlita o musgo sphagnum para mejorar el drenaje es ideal.
Riego: Mantén el suelo ligeramente húmedo en todo momento, pero evita el encharcamiento. Riégala cuando la capa superior del suelo esté seca al tacto. El exceso de agua puede provocar la pudrición de las raíces.
Fertilización: Aliméntala con un fertilizante líquido equilibrado diluido cada mes durante la primavera y el verano para promover un crecimiento saludable y una floración abundante. Reduce la fertilización en otoño e invierno cuando la planta esté en reposo.
Poda: Recorta las flores y hojas marchitas según sea necesario para mantener la planta con un aspecto limpio y saludable.
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